Luis lleva más de 40 años de compromiso con el agro. Su amplia trayectoria en GEAR S.A., el hoy gerente de producción agropecuaria y vicepresidente de CEDASABA, se despide y decide tomar nuevos rumbos. No muy alejados del sector, pero si con nuevos aires. Su credencial no se agota en Ingeniero Agrónomo, es además buen escritor, director de teatro, pionero ambiental y apasionado por el vínculo humano. Se retira de su cargo con una premisa inquebrantable: “disfrutar lo que uno hace permite crecer tanto en lo personal como de lo profesional”.
Durante la semana a las siete de la mañana ya está en el café, compartiendo las primeras horas del día con un grupo de amigos heterogéneo: diversidad de profesiones, edades y formas de mirar la vida. Esa escena dice mucho de él, un hombre de campo, del norte de la provincia de Buenos Aires que no toma mate, que disfruta del intercambio de anécdotas, experiencias y que no le gusta quedarse quieto.
Con más de cuatro décadas de trabajo en GEAR S.A. y la mitad en CEDASABA asegura que “Yo no me quiero jubilar para dejar de trabajar porque no me siento viejo”, dice, entre risas. Para este agrónomo de formación y hacedor de vocación, la jubilación es apenas otro punto de partida.
Se recibió y dos días después empezó a trabajar. Tenía apenas veintitantos años cuando ingresó a GEAR S.A. “No sé si eso es bueno o malo”, dice con una media sonrisa. Desde entonces pasó por todas las áreas: laboratorio, alimentos balanceados, agroquímicos. Fue parte de una generación que vendía productos que hoy serían impensables, cuando los agroquímicos se medían “a ojo” y no había protocolos ambientales.
“Fuimos aprendiendo, a veces por las buenas y a veces por las malas”, reconoce. De esa experiencia nació su sensibilidad ambiental. “Cuando en CEDASABA propusimos objetivos de trabajo, el cuidado del medioambiente fue una prioridad. Hoy hay circuitos educativos homologados que forman a productores, vecinos, bomberos, maestros. Los CRF son una de las cosas más valiosas que hicimos”, resalta.



Pero lo que más lo entusiasma es crear. En GEAR S.A. “confiaron en mí y me permitieron desarrollar”, allí impulsó la unidad de producción de campo. “Me gusta pensar proyectos, armarlos, coordinarlos y que comiencen a funcionar. Me gusta salir de mi zona de confort”. Eso habla de su compromiso con el agro, con el campo, con sus valores y su elección de vida. “Me permitieron ser feliz”, dice sobre su paso por GEAR S.A.
“En CEDASABA aprendimos que la voz del empleado también construye. Al principio ni hablaba. Después abrimos caminos”.
Hoy, ya cerca de cerrar esa etapa, armó toda la operación bajo normas ISO, dejó manuales prolijos y estandarizados, y está a punto de empezar un nuevo desafío junto a un amigo de su hijo en un emprendimiento en Entre Ríos.
“CEDASABA me cambió la mirada”
Luis empezó a participar de CEDASABA cuando todavía era una cámara con socios dueños de agronomías. En ese momento, él se sentía como “sapo de otro pozo”, ya que el trabajaba para GEAR y estaba allí para representarla. Iba a las reuniones y apenas hablaba. Pero su personalidad constante le permitió mostrar que la voz de los equipos de trabajo de las empresas son importantes.
Con el tiempo, la Cámara empezó a abrirse a gerentes y referentes técnicos. Luis fue uno de los primeros en marcar ese rumbo. “Me parecía clave que también se escuche a quienes están todos los días en la cancha, gestionando los problemas reales de las agronomías”.
“Si vas a trabajar tantas horas, que sea con alegría. El vínculo humano es lo que hace que todo valga la pena”.
Su compromiso fue tal que llegó a ser vicepresidente dos veces. Y aunque bromea con que su presencia fue al principio “tolerada”, su rol fue fundamental para democratizar la participación interna. Hoy, la mayoría de los miembros de la comisión directiva no son dueños. “Y muchos de los que más aportan son empleados”, subraya.
Promueve el uso responsable, la trazabilidad y las buenas prácticas. Fue testigo del auge del glifosato y la soja RR, cuando parecía que todo se resolvía con “dos litros y medio”. Y también de la vuelta al asesoramiento técnico cuando llegaron las malezas resistentes.“A veces hay números que dan miedo. Pero siempre seguimos. Y hay algo que no cambia: si las cosas se hacen bien, el agro tiene futuro”.
En ese camino, reconoce que los productos biológicos y la conciencia ambiental vinieron para quedarse. Y que el trabajo de las cámaras como CEDASABA también es educativo: formar, informar, promover el uso fiscalizado de semillas y hablar de cara a la sociedad.
“Si no disfrutás lo que hacés, no vale la pena”
Luis se fue de Rojas cuando terminó el secundario, y regresó siendo Ingeniero. Es una persona muy alegre, en sus charlas trasmite una energía que contagia, sostienen quienes lo conocen. Dice que eso le transmite a los jóvenes que trabajan con él: “Si vas a pasar tantas horas trabajando, que sea con ganas. Si no, dejálo. Vivir mal no vale la pena”.
“En 40 años nadie me faltó el respeto. Pero porque yo tampoco lo hice. Todo es recíproco”. Para él, construir un buen clima de trabajo no es solo una cuestión de bienestar, sino también de productividad. “La energía se transmite. Si hay buen ambiente, hay buenos negocios”.
El lado B de Luis
Hace 20 años que practica pilates, camina y anda en bicicleta. Le gusta la playa, aunque ahora se cuida del sol. Le encanta el cine italiano, el francés, y también el argentino. Tiene dos hijos -Lisandro y Camila- y una nieta. Se entusiasma hablando de su familia como quien encuentra en ellos la medida justa del orgullo.
En Rojas conoce a todo el mundo. Su historia se cruza con la de los fundadores de la empresa, pero también con el teatro y con una institución que asiste a chicos con discapacidad. Porque Luis además de ser empático tiene buena pluma, así que acompañando a su compañera y madre de sus hijos, hace algunos años escribió una obra que fue estrenada en el teatro independiente más antiguo de la provincia de Buenos Aires. Formó con un grupo de amigos, que se encargaron del vestuario, la música, la escenografía. “Nos llevó dos años. Y salió bárbaro, Todo lo recaudado fue para esa institución”, cuenta.
A seguir caminando
Aunque formalmente deja su cargo como gerente de producción agropecuaria, no se va del todo. Sera fuente se asesoramiento y consulta “para los amigos y clientes con quienes las pase bien”, sostiene. Mientras tanto, su nuevo proyecto en Entre Ríos lo entusiasma como si fuera un primer trabajo. “Me rejuvenece”, dice. En esa frase cabe todo su legado: no importa la edad, el cargo o el reconocimiento. Lo que importa es hacer. Caminar. Y, como él mismo dice, seguir abriendo caminos.
 
					













