Alea y Cía S.A.: Tres décadas construyendo una cultura empresarial sólida

Profesionalismo, cercanía, visión estratégica y expansiva se combinan en una cultura de empresa que caracteriza a Alea y Cía S.A. Desde sus inicios a orillas del río Quequén, la compañía ha logrado consolidar una trayectoria que la posiciona entre las primeras exportadoras de cebada cervecera y como referente en el negocio agroexportador .

A comienzos de la década de los ’90, entre arduas jornadas de operaciones comerciales en la Bolsa de Buenos Aires donde se concentraban cara a cara compradores y vendedores de cereales, se gestaron los inicios de Alea y Cía. S.A., una compañía que, 30 años después, se consolidaría como una de las principales exportadoras de cebada del país.

Desde sus oficinas centrales en Quequén, Alea comenzó a consolidar una trayectoria de crecimiento y solidez que la impulsó a proyectar su presencia en diferentes localidades del sudeste de la provincia de Buenos Aires. “Primero pusimos un pie en Balcarce, después nos extendimos a Bahía Blanca y, de a poco, fuimos abriendo sucursales en Juan N. Fernández, Tres Arroyos y otras localidades, algunas de las cuales aún se mantienen y son pilares fundamentales de nuestra originación”, recordó Jorge Gorelik, Gerente General de la compañía.

Los inicios de la compañía estuvieron marcados por la producción de trigos de calidad y correctores, pero pronto sumaron otros cultivos como colza, maíz, girasol y soja. Sin embargo, el cultivo de cebada marcó un nuevo capítulo en el crecimiento de Alea, no sólo como productor sino como exportadores, afianzándose dentro de las 3 principales exportadoras de cebada cervecera a nivel nacional.

“El impulso de la cebada en el sudeste de la provincia de Buenos Aires nos permitió expandir nuestra zona de influencia, pero también la incursión en nuevas unidades de negocio, como las especialidades”, comentó Gorelik. “Hace varios años estrechamos el vínculo con RMI Analitycs, una consultora líder en cebada cervecera a nivel mundial que el año pasado nos invitó a exponer en el Congreso que organizaron en Roma, como representantes de una de las cuatro regiones productores de cebada cervecera del mundo y comenzamos a tener presencia en las grandes ferias alimentarias de Europa y Oriente con la comercialización de porotos y legumbre”, completó.

En la actualidad, la empresa tiene presencia en 14 localidades de las provincias de Buenos Aires, Santa Fé y Córdoba, y dos plantas propias, en Quequén y Bahía Blanca, donde también tiene una fábrica de alimentos balanceados para ganado.

Una visión de crecimiento basada en personas y procesos

El crecimiento de la compañía fue un camino de aprendizaje en el que se sentaron las bases de un elemento fundamental para cualquier compañía sólida: una cultura corporativa que mantiene el equilibrio entre profesionalismo y calidez.

“Con el tiempo encontramos nuestra manera de hacer las cosas. No abrimos sucursales porque sí. Nuestra primera búsqueda siempre es la de la persona adecuada. Después que la encontramos, pensamos en el potencial de la sucursal y, desde ahí, comenzamos a desarrollar la región”, detalló Gorelik. 

Esta estrategia permitió crecer de manera sostenible, fortaleciendo la cultura de trabajo en equipo, innovación continua y excelencia operativa.

Con pasos firmes, Alea tienen nuevos desafíos en el horizonte: Alea 2030 es un programa que, sostenido por los hitos de crecimiento de los últimos años, permite proyectar un crecimiento ambicioso hacia finales de la década que conjugue, además de la sostenibilidad estructural, una perspectiva innovadora para los nuevos tiempos:

“Los cambios dentro de la compañía, la incorporación de Lartirigoyen y Cía. S.A. como accionista mayoritario y las nuevas inversiones como Sitio 0 de Quequén (la terminal de embarque de la que Alea, junto a otras empresas del sector, forma parte) nos permitió acelerar el crecimiento, junto con el trabajo de los equipos de nuestra empresa”, resumió el gerente general. 

La apuesta incluye no sólo mayor presencia en la comercialización de insumos y siembras asociadas con clientes, sino también la incorporación de tecnologías disruptivas: “Estamos trabajando con inteligencia artificial para mejorar la eficiencia en cada área”, agregó. 

Sin quitar el foco de las personas que forman parte de los equipos de trabajo, las capacitaciones continuas son otros de los pilares que permiten mantenerse actualizados y estar al nivel de mercados cada vez más competitivos, optimizar procesos y anticipar tendencias.Mirando hacia adelante, la compañía se plantea nuevos desafíos. Mantener la cultura organizacional, seguir apostando por la capacitación continua y adaptarse a los cambios tecnológicos y de mercado son pilares sobre los que Alea proyecta su futuro. “Lo que construimos en Alea —concluyó Gorelik— es una cultura que pone a las personas en el centro, que aprende de cada oportunidad y que se adapta para seguir creciendo«.